Desentenderse. Sobre la pandemia en Hispano-América.

Desentenderse.

Llegan noticias preocupantes de Chile, Perú y Brasil, además del caos absoluto en el que está EEUU, sobre la pandemia.  Mientras esto sucede, aquí aún con rebrotes preocupantes-que parece han tenido respuesta rápida y contundente-,  parecería que empezamos a encauzar el peligro. Rebrotes habrá, pero ahí deben ser las autoridades las que de forma taxativa actúen. Mientras se localice, frene y controle, podremos convivir con esta lacra. Al menos esperar a que exista una vacuna.

Pero las noticias de Hispano-América- y por favor, no lo digo en plan “colonialista”, no me busquen tres pies al gato, es mi forma de denominar-,  son muy preocupantes. Hace unos días hablaba con una persona de Perú que me contaba que uno de los terribles problemas que existen allí-y en otros países  cercanos- es que la economía, el trabajo se hace en la calle. “Si no se comercia en la calle, no se come”, vino a decirme.

 

Nos puede costar mucho a los europeos, tan pagados de nosotros mismos y al parecer tan autosuficientes hasta ahora, entender que la forma tradicional de vida es muy diferente, y que no se puede confinar a la gente en Lima, igual que en Madrid. Me hablaba esta persona de que en Perú no existe algo parecido a lo que nosotros tenemos como Sanidad Pública. De modo que el precio de las medicinas se dispara y sólo está al alcance de las élites.

 

Y esto va más allá de un simple pensar “pobre gente”, como si nosotros no hubiéramos sufrido muertos.  El mercado de las mafias entra en juego no solo en Hispano-américa, sino en la propia Europa a la hora de conseguir respiradores, medicinas o simples mascarillas.  El enviar material sanitario a los países afectados no soluciona nada porque al final llegan a los mismos: donde no llega- salvo con la labor altruista de las ong- es a los pobres, a los “miserables”. De México me cuentan que hay cosas espeluznantes. Y de Brasil qué decir.

 

No sé qué solución tiene esto. No lo sé. Pero es evidente que tenemos en el planeta millones de muertos y no podemos convertirlos en estadística. Algo habrá que hacer: alguna forma de ayudar directamente habrá que imaginar. Algo habrá que mirar por los demás.  Porque el mundo no es el de mi calle, mi barrio, mi ciudad: las muertes son de seres humanos con rostro, nombre y apellidos.

Y reunirse en comisiones que no facilitan ayudas reales y prácticas es simplemente desentenderse de –pongo por caso- la abuela brasileña que se muere en un pueblo perdido.  Y que tiene el mismo derecho que yo a no morir..

 

No sé qué se puede hacer. Pero algo habrá que imaginar.

 

Acerca de alenar

Alena Collar. Periodista. Escritora. Madrileña.
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Una respuesta a Desentenderse. Sobre la pandemia en Hispano-América.

  1. Molí del Canyer dijo:

    Viví en Nicaragua un tiempo y si sobreviven gracias a que la mayoría de trabajo se hace en la calle. Allí no existen las neveras llenas, vamos en muchas casas ni vacías. Cada día si quieren comer tienen que salir a buscarse el sustento, comen cuando ganan algo y esa comida se compra a alguien que la vende en la calle y se come en la calle también. Si no trabajas no comes y la vida no les da para mucho más. Las cosas tampoco han cambiado en Nicaragua donde hace años que gobierna Daniel Ortega. Allí se niega la pandemia y obligan a los niños a ir a clase o se organizan fiestas nacionales, a los muertos se les entierra en la oscuridad de la noche. Es terrible Alena y lo más triste es que en nuestra visión etnocentrista del mundo no concebimos formas de vida diferentes. Para mi también son vidas Alena que tienen el mismo valor que las nuestras.

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